admin/ julio 1, 2020/ Uncategorized/ 0 comentarios

Las empresas por estos días están tomando decisiones para sobrevivir y evitar masacres laborales y financieras, pero en cuestión de semanas estarán viviendo una nueva era: la de la reinvención organizacional basada en un criterio nunca explorado, el distanciamiento social.

El distanciamiento es el nuevo patrón cultural que marcará la pauta de las decisiones de las personas, pero también de las organizaciones.

 Es un patrón caracterizado por la desconfianza, la incertidumbre, la mesura, la racionalidad y la frialdad.

  • Escenario Empresarial

Al distanciamiento social debemos sumar el preocupante entorno económico en el que operarán las empresas: recesión y/o recuperación económica lenta (la Cepal prevé una contracción del -1.8% del PIB en Latinoamérica, y Fedesarrollo del -0.4% en su proyección pesimista para Colombia); desempleo (Fedesarrollo prevé una tasa de 19.5% en su escenario pesimista); fuerte depreciación del peso (Fedesarrollo lo ubica en los $3.800 después de la tormenta); caída de la producción de petróleo; significativo decrecimiento de las exportaciones (-5.5% en el escenario moderado de Fedesarrollo); y abismal impacto en las importaciones (casi -10% en el escenario medio). 

En este nuevo escenario cultural y económico operarán las empresas.

No es difícil entonces anticipar que los modelos de negocio cambiarán de manera significativa. Emergerán nuevos valores que orientarán la gestión del regulador y del legislador como el proteccionismo, el nacionalismo, la flexibilización laboral y educativa, la priorización de comunidades vulnerables y la superlativizacion de la comunicación, entre otros. 

  • Nuevos consumidores

Como si fuera poco, las empresas se encontrarán con un nuevo consumidor, que tendrá nuevas prioridades, diferentes capacidades (mejores capacidades digitales, por ejemplo), nuevos comportamientos, más conciencia sobre su bienestar, menos confianza en el mercado y menos recursos. Y un consumidor que valora más el suministro de servicios públicos (que antes daba por sentado) versus los bienes de confort o de lujo. 

La sostenibilidad económico- social, incluyendo la laboral, será más importante -al menos en el corto plazo- que la sostenibilidad ambiental.

Habrá poco espacio para el activismo ambiental en contra de las organizaciones productivas.

Se impondrán nuevas formas de trabajo y por ende de contratación.

Habrá más desarrollo del comercio electrónico.

La energía y las telecomunicaciones serán la base de la transformación de los modelos empresariales.

Se legitimarán aún más las estructuras empresariales de naturaleza colaborativa y creativa. Será más importante la industria nacional debido a la interrupción de las cadenas globales de suministro.

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